Los trastornos del estado de ánimo son aquellos que tienen como característica principal una alteración del humor. Se dividen en trastornos depresivos y trastornos bipolares. Los trastornos depresivos se distinguen de los trastornos bipolares por el hecho de no haber historia previa de episodio maníaco, mixto o hipomaníaco. Los trastornos bipolares implican la presencia (o historia) de episodios maníacos, episodios mixtos o episodios hipomaníacos, normalmente acompañados por la presencia (o historia) de episodios depresivos mayores.

¿Qué es la depresión?

La depresión es una enfermedad común pero grave, de hecho es uno de los trastornos mentales más frecuentes y se estima que afecta a 1 de cada 6 españoles en algún momento de su vida. Además, es previsible que en el año 2020, la depresión pase a convertirse en la segunda causa más común de discapacidad, después de las enfermedades cardiovasculares.

Todos nos sentimos melancólicos o tristes alguna vez, pero estos sentimientos, por lo general, son pasajeros y desaparecen en unos días.

Cuando una persona tiene una depresión, esta interfiere en su vida diaria y en sus capacidades, y causa dolor, tanto para quien la padece como para quienes le rodean.

Muchas personas con una enfermedad depresiva nunca buscan tratamiento. Sin embargo, se trata de una enfermedad que, incluso en los casos más graves, puede mejorar con el tratamiento adecuado.

¿Cuáles son los síntomas de la depresión?

No todas las personas con depresión padecen los mismos síntomas. La gravedad, frecuencia, y duración de los síntomas pueden variar según la persona y su enfermedad en particular.

Síntomas

* Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, o vacío.

* Sentimientos de desesperanza o pesimismo.

* Sentimientos de culpa, inutilidad o impotencia.

* Irritabilidad, inquietud.

* Ganas de llorar sin motivo aparente.

* Pérdida de interés en las actividades que antes disfrutaba.

* Fatiga, cansancio, falta de energía.

* Dificultad para concentrarse, problemas de memoria.

* Dificultad para tomar decisiones.

* Insomnio, despertar muy temprano, o dormir demasiado.

* Comer excesivamente o perder el apetito.

* Perder el interés sexual.

* Deseos de muerte o ideas de suicidio.

¿Qué causa la depresión?

No existe una causa única conocida de la depresión. Más bien, esta parece ser el resultado de una combinación de factores genéticos, bioquímicos y psicológicos.

Algunos tipos de depresión tienden a transmitirse de generación en generación, lo que sugiere una relación genética.

Sin embargo, la depresión también puede presentarse en personas sin antecedentes familiares de depresión. Los traumas, la pérdida de un ser querido, problemas de relación, o cualquier situación estresante puede provocar un episodio de depresión.

¿Cómo se detecta y trata la depresión?

La depresión, aun en los casos más graves, es un trastorno altamente tratable. Al igual que con muchas otras enfermedades, cuanto antes se inicie el tratamiento, más efectivo es y las probabilidades de prevenir una recaída son mayores.

¿Cuáles son los diferentes tipos de trastornos del estado de ánimo?

Existen varios tipos, los más comunes son el trastorno depresivo mayor y el trastorno distímico.

  • Trastorno depresivo mayor

El trastorno depresivo mayor se caracteriza por una combinación de síntomas que interfieren con la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer, y disfrutar de las actividades que antes resultaban placenteras. La depresión mayor incapacita a la persona y le impide desenvolverse con normalidad. Un episodio de depresión mayor puede ocurrir solo una vez en el curso de vida de una persona, pero en muchas ocasiones, recurre durante toda su vida.

  • Trastorno distímico

El trastorno distímico, también llamado distimia, se caracteriza por sus síntomas de larga duración (dos años o más), aunque menos graves, pueden no incapacitar a una persona pero sí impedirle desarrollar una vida normal o sentirse bien. Las personas con distimia también pueden padecer uno o más episodios de depresión mayor a lo largo de sus vidas.

 

Algunas formas de trastorno depresivo muestran características levemente diferentes a las descritas anteriormente o pueden desarrollarse bajo circunstancias únicas. Estas incluyen:

Depresión psicótica, que ocurre cuando una enfermedad depresiva grave está acompañada por alguna forma de psicosis, tal como ruptura con la realidad, alucinaciones, y delirios.

Depresión posparto, la cual se diagnostica si una mujer sufre un episodio de depresión grave dentro del primer mes después del parto. Se calcula que del 10 al 15 por ciento de las mujeres padecen depresión posparto.

  • Trastorno bipolar

El trastorno bipolar, también llamado enfermedad maniaco-depresiva, no es tan común como la depresión mayor o la distimia. El trastorno bipolar se caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo que van desde estados de ánimo muy elevado (manía) a estados de ánimo muy bajo (depresión).

Lo característico es que se produzca una recuperación completa entre los episodios aislados. A diferencia de otros trastornos del humor (afectivos) la incidencia en ambos sexos es aproximadamente la misma. Dado que los enfermos que sufren únicamente episodios repetidos de manía son relativamente escasos y de características muy parecidas (antecedentes familiares, personalidad premórbida, edad de comienzo y pronóstico a largo plazo) al resto de los enfermos que tienen al menos episodios ocasionales de depresión, estos enfermos se clasifican como otro trastorno bipolar.

Los episodios de manía comienzan normalmente de manera brusca y se prolongan durante un período de tiempo que oscila entre dos semanas y cuarto a cinco meses (la duración media es de cuatro meses). Las depresiones tienden a durar más (su duración media es de seis meses), aunque rara vez se prolongan más de un año, excepto en personas de edad avanzada. Ambos tipos de episodios sobrevienen a menudo a raíz de acontecimientos estresantes u otros traumas psicológicos, aunque su presencia o ausencia no es esencial para el diagnóstico. El primer episodio puede presentarse a cualquier edad, desde la infancia hasta la senectud. La frecuencia de los episodios y la forma de las recaídas y remisiones pueden ser muy variables, aunque las remisiones tienden a ser más cortas y las depresiones más frecuentes y prolongadas al sobrepasar la edad media de la vida.