Se caracteriza por el miedo extremo por parte del niño a separarse de la persona que le brinda cuidados primarios o a alejarse del hogar. Los miedos principales de los niños con TAS tienen que ver con perderse o con que algo terrible les ocurra a ellos o a sus padres. Estos niños generalmente se niegan a dormir solos y suelen pasarse a la cama de sus padres durante la noche. Pueden sostener que sufren pesadillas, dolores de cabeza u otros síntomas físicos, y a menudo se niegan a asistir a la escuela por su miedo a la separación. Aproximadamente un cuatro por ciento de todos los niños padecen de TAS, que no debe confundirse con la ansiedad normal de la separación que presentan niños entre los dieciocho meses y los tres años de edad. Para recibir el diagnóstico de trastorno de ansiedad por separación, el niño debe tener síntomas puntuales de ansiedad excesiva durante al menos cuatro semanas.