Si bien todas las personas en algún momento se sienten inquietas o distraídas, estas cualidades son más intensas, persistentes y perturbadoras en los niños que sufren trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

El TDAH se origina frecuentemente por factores genéticos.

Para que se le diagnostique TDAH a un niño, estos comportamientos deben causar dificultades en múltiples áreas, por ejemplo, en la escuela, el hogar o con amigos.

Los niños con TDAH tienen problemas en algunas de las siguientes áreas:

  • Falta de atención: dificultad para mantener la atención, para escuchar y poner atención a los detalles; se distrae fácilmente y es olvidadizo; presenta malas estrategias de estudio y organización.
  • Impulsividad: tendencia a dar respuestas bruscamente o a interrumpir las conversaciones; dificultad para ser paciente o esperar el turno en la escuela y en situaciones de juego; tendencia a meterse en problemas por actuar sin pensar. Frecuentemente pueden ser también muy impulsivos a nivel emocional, con cambios de humor acusados en respuesta a situaciones cotidianas.
  • Hiperactividad: estar en movimiento constante; estar inquieto, retorcerse en el sitio, correr, trepar o hablar en exceso.