Se refiere al miedo excesivo a recibir una evaluación negativa o ser rechazado, humillado o avergonzado ante los demás. Por lo tanto, los niños y adolescentes con fobia social le temen a un amplio espectro de situaciones tales como dar presentaciones orales, clases de gimnasia, hablar con adultos o sus pares, iniciar una conversación o sumarse a ella, comer en público y presentar exámenes. Pueden temerle también a personas desconocidas, y por lo tanto, se les hace difícil hacer amigos o conocer gente nueva. Algunos estudios indican que los jóvenes con fobia social pueden tener mayor riesgo frente a otros problemas de la adolescencia o adultez, como por ejemplo problemas con la bebida o depresión que son el resultado en parte por el aislamiento y el contacto social limitado.