Todos nos preocupamos en algún momento, pero hay algunas personas, incluso niños, que no pueden dejar de pensar en sus preocupaciones ni ignorarlas. Los niños de todas las edades tienen preocupaciones, pero cuando las preocupaciones y los miedos no desaparecen, no son apropiados para la edad e impiden que los niños se involucren en sus actividades habituales del modo que habitualmente lo hacen, podemos estar hablando de un trastorno de ansiedad. Por ejemplo, un niño puede estar tan preocupado por sacar la nota más alta en un examen que estudia sin parar o puede estar tan asustado de no conocer la respuesta correcta que nunca levanta la mano. Los adolescentes con trastorno de ansiedad buscan controlar o evitar una situación que les genera ansiedad, o llamar la atención. Un trastorno de ansiedad puede ocurrir aparentemente sin previo aviso o estar presente desde hace tiempo sin que nadie se dé cuenta de qué es. Es verdad que todos los niños atraviesan fases cuando se preocupan más por las cosas que antes. Pero este tipo de preocupación es distinto de la ansiedad que interfiere con la vida en el hogar, el desempeño académico, la relación con los compañeros y la habilidad de distraerse y superar el problema.